Casos de Administración y Comportamiento Organizacional
"El regreso de Cholón - Washington Weston Cazorla"
Copyright Ernesto Manfredi Gagliuffi. Lima. 2011.
Cod: 160811
"El regreso de Cholón - Washington Weston Cazorla"
Copyright Ernesto Manfredi Gagliuffi. Lima. 2011.
Cod: 160811
Habían pasado quince años desde su partida al llamado de la casa paterna, se le había ofrecido un futuro promisorio en un mundo nuevo para él y lo había aceptado, ostentaba su grado de la San Diego State University, era Ingeniero Agrícola especializado en riego por goteo y tenía planeado ganarse una posición en Majes, su tierra natal.
Washington Weston Cazorla, así se llamaba, era hijo de un ex marine de la fuerza de marina de los USA y de una arequipeña, natural del pueblo de Majes; a su retorno al terruño, la familia, luego de los honores del recibimiento que duraron tres días, con peleas de toros y rocotos rellenos incluidos, se le fue presentando a “cholón”, apelativo de cariño, (por el tamaño y envergadura de su porte), a los miembros de la familia que manejaban el negocio familiar.
Cada uno de los miembros de la familia y de la empresa, brillaba por sus habilidades en el juego de sapo o en la cantidad de “conejitos” que podían beber; entre “sapos” y “conejitos”, cholón había tratado de que le explicaran cuál era en sí el negocio familiar, había mucha confusión en los comentarios y las formas de abordaje de los problemas y algunos se mostraban poco menos capaces para explicar cómo habían hecho para mantener el negocio familiar a flote.
Como era propio, siempre la conducción del negocio había estado en manos de un miembro de la familia, así como cada posición dentro de la empresa. La empresa familiar, tenía como razón social como concierne en esta parte del país, el apellido de la familia; la empresa se dedicaba a trabajar 50 unidades agrícolas de propiedad individual de diferentes miembros de la familia, con una buena producción de ajos, que no les demandaba mayor esfuerzo, salvo cuando el “agua faltaba”, mal de todo el valle pero no por falta del recurso sino por mala administración de la junta de regantes y del egoísmo e irresponsabilidad de los usuarios al momento de hacer uso de ella.
Paralelamente la familia poseía una tienda de productos agrícolas, desde fertilizantes hasta repuestos de maquinaria de arado y riego; en la localidad habían varias de estas tiendas y unas marchaban mejor que otras; años atrás las peleas habían sido principalmente por precio, pero los Cazorla se habían mantenido vigentes en el mercado porque conservaban un buen stock de repuestos de accesorios para el riego y hasta cierto punto se les reconocía como peritos del tema.
En la tienda se daba el mismo fenómeno que en las unidades agrícolas, estaba a cargo de uno de los parientes de “mayor” experiencia; cholón se enteró de que inclusive, su madre la había administrado un tiempo cuando a su primo Natalio lo pisó un toro en un festejo y tuvo que descansar un tiempo largo.
Si bien las unidades agrícolas seguían produciendo, no había habido mayor incorporación tecnológica de riego en los últimos años en los productos que ellos vendían, no se entendía que debía hacerse para crecer y con qué márgenes de rentabilidad, vistos no solo desde la perspectiva familiar, sino como inversionistas, ahora recién entendía a su tío cuando le decía, “…no te preocupes, lo importante es que se pueda pagar a la gente y deje algo para nosotros”.
Y de los riesgos que se presentaban con la llegada de los inversionistas chilenos al valle nadie le daba importancia, …la intempestiva llegada de esta gente había causado mucho recelo, no solo por su fama de ladrones sino que eran “borricos con plata”, de ajos y cebollas no conocían, las asnos trabajaban más que ellos se decía, se dedicaban a meter su plata proveyendo avío agrícola y se sentaban a ver crecer las plantas; los chilenos que llegaban en su mayoría era gente poco culta, gente sagaz, oportunista de oficio, su argot era eminentemente comercial, de trajes sencillos y con aires de superioridad; la práctica cultural del pueblo les había puesto de mote, “pezuñentos”, pues era uno de sus atributos diferenciales.
Cholón los había escuchado hablar en una de las reuniones a las que asistió por su retorno..., hablaban de sus clientes en ultramar y de la necesidad de darle un valor adicional a los productos que cosecharían. Sus primos no habían prestado atención a este suelto de la conversación, pero a “cholón” se le pararon los pelos de punta,… ¡los pezuñentos no estaban de paso habían venido para quedarse más tiempo del que pensábamos!
Nadie se había puesto a pensar sobre los procesos que crean satisfacción en los clientes y accionistas; se habían detenido en el tiempo y se habían olvidado cómo competir en industrias que están madurando.
La tienda de la familia y los agricultores en Majes estaban con sus unidades de negocios estancadas o en declive, se decía, empezó a preguntarse, qué opciones estratégicas le quedaban, pero lo más preocupante era la empresa familiar, el debía tomar el control total, ¡se decía a sí mismo! Importante era crear un clima de apoyo al cambio, se debía dar paso a la innovación y al crecimiento de una nueva organización.
Los proveedores de insumos y sus distribuidores en un momento habían estado interesados de participar del negocio, sobre todo cuando entraron los chilenos, con o sin ellos, los agricultores no entendieron el provecho. ¡Podríamos estar al frente de un nuevo tipo de industria!
¿Qué piensa usted?
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