Caso
La Estrella “rota”.
Ernesto Manfredi Gagliuffi. Lima. Perú. 2017. ®
C7- 01082017
… “Obras que tendrían que formar parte
de un museo peruano, pero que acaban de ser vendidas a colecciones privadas
chilenas y a partir de ahora permanecerán ocultas para el público”. Servat A. (2017).
Vincenzo Lucotti,
leía con cuidado el reportaje en el diario, en ese domingo de año nuevo;
retirado después de toda una vida asimilado al ejército, biólogo de profesión, supervisor
del desarrollo militar de la bacteria “bacillus
anthracis”, ántrax, (discutido proyecto de defensa), su retiro se dio meses
después de entregar las últimas cepas para su destrucción.
No hallaba
razón a lo cotidiano de noticias como esa, no era cuestión de dinero,
¡pensaba!, para él, marcado por su vida profesional, era una cuestión, como los
militares lo calificaban, ¡de honor!
¡Algo no estaba
funcionando bien, se decía a sí mismo!; hombre familiarizado a órdenes y
directrices precisas, a procesos en constante demostración, no concebía que se
hubiera dejado escapar la oportunidad, sobre todo cuando se trataba de
patrimonio nacional, no se podía actuar de manera reactiva, pues para él esto
siempre conducía al fracaso.
Buscaba
explicar lo sucedido con las pinturas, uno diría que no debería dársele mayor
importancia, sobre todo porque se trataba de un pintor alemán de paso por el
Perú, pero como el reportaje lo indicaba, éstas, las pinturas, mostraban
imágenes festivas de los primeros años de la independencia.
Qué razones
tendrían los coleccionistas sureños para buscar atesorar estas pinturas
“peruanas” y sobre todo pagar los precios que se pagaron por una de ellas, (cercanas
al millón de dólares), sino la de secuestrar rastros, muestras de las vivencias
de un pueblo alegre, descubiertas por un europeo, esa visión compartida que
define lo que es una cultura y que ellos, los compradores no comprendían cómo
gozar, pues en lo que son expertos, a ojos de Vincenzo, era a acaudalar bienes
y devastar posesiones como lo hicieron
con su propio pueblo, los mapuche y su habla nativa, mapudungun.
Pero, por otro
lado, también se decía el mismo, si no era producto de lo que otros comentaban
ya, producto de la globalización, esa seudo integración (venida a menos en
nuestra región, por cierto), en lo político, económico, social, cultural y
tecnológico, que supuestamente nos habría de llevar a la construcción de un
área regional, territorialmente más conexa.
Quiso ubicarse
en el lado de los coleccionistas y se justificaba, tratando de perfilarlos,
cómo así un pueblo, de rostros vascos, extremeños, que se autoperciben arios, pobres
de cultura, de baja autoestima, parvos a la lectura, donde aún se práctica la
quema de desechos a cielo abierto, podía ambicionar atesorar colecciones como
las descritas.
La explicación
debía ser otra, podría explicarse como una pulsión o revanchismo, o de una
conjura para erradicar la identificación de un pueblo con su historia, o era
algo más enfermizo; se detuvo pues sus pensamientos empezaban a desvariar.
Sabía que no se trataba de un primer intento, ya conocía otras experiencias,
desde el campo cultural, hasta el comercial.
Vincenzo se
inquiría si era un intento aislado o era una cultura delineada exprofeso, o si
era una respuesta de los intrincados sentimientos típica de los vencidos,
complejos de culpa emergentes sólo en los derrotados; una suerte de pensamiento o idea insensata, desfigurada, de
nosotros mismos.
Toda esta
disquisición aparecía a manera de programa de inducción, pues estaba adportas
de asumir un puesto de confianza, la Dirección Ejecutiva del organismo
responsable de la preservación y recuperación patrimonial de los bienes
culturales de la Nación, un órgano desconcentrado del Ministerio de Cultura,
una institución Pública de Derecho Privado.
Si había algo
que estaba claro para él era que a una determinada acción o inacción, como en este
caso, hay una reacción…, la situación que se vivía era producto de la inacción
de las instituciones responsables, ¡había que hacer algo, empezar por,…!
Catapultado
como Arquímedes, abrió todos sus sentidos al compás de las notas de “una batucada de fondo” y se dijo para sí,
el problema es que lo que han hecho ha sido ocultar un dilema.
A ojos de Vincenzo,
el dilema estaba en ambas partes, por un lado, la visión que se tiene del Perú
por parte de su vecino del sur, una “mancomunidad
de tribus” que todavía no terminaban de organizarse y cuyas riquezas debían
ser atesoradas por quienes eran más “civilizados”.
Y por otro, la
poca o casi nula valoración e ignorancia de los peruanos sobre lo que se posee
como riqueza, de allí su mentalidad y conducta reactiva se decía, además de la
pobre opinión que el peruano tiene de sí mismo debido a ese gran conflicto, de
anteponer los intereses personales frente a los nacionales y eso se percibía en
el diseño de sus instituciones.
¡Ese debía de
ser el punto de partida!
Conforme retornaba a la oficina, no dejaba de considerar, que
era perentorio evaluar el flujo de información y de toma de decisiones en todos
los niveles de la institución para descartar concentraciones en áreas no
estratégicas y así satisfacer las peticiones y reclamaciones de sus stakeholders.
No estaba seguro si era el momento de redefinir la autoridad
y responsabilidad de roles, equipos, departamentos y divisiones, y si convendría
más un cambio por procesos o sería más efectivo un cambio “revolucionario”; no olvidaba que todo cambio comprometería al
factor humano y la búsqueda de la creación de valor y no necesariamente esta
última tendría que ser financiera.
…se fijó primero como objetivo principal, crear niveles de coordinación
para restituir a través de la construcción de nuevos procedimientos, esa
capacidad de respuesta que tanto se necesitaba; pero al mismo tiempo se
preguntaba donde podían estar las oportunidades para el cambio organizacional;
se inquiría si el cambio de mentalidad debería de ser a corto o largo plazo, él
era de la opinión que en ambos.
Pensaba si ¿Será posible que los coleccionistas,
pudieran tener algo de razón? finalmente, cada persona puede
ver, percibir e interpretar de manera extraordinaria una situación, y
se conjetura que la conducta humana depende del conjunto de hechos que conviven
al mismo tiempo de manera positiva o negativa. Se preguntaba sobre los factores
que perturbarían con mayor o menor relevancia las decisiones por tomar,…serían
las ambientales, el entorno cercano, los estratégicos, los costos, los
orgánicos,… y otros inimaginables.
…abrió un
paréntesis en sus cavilaciones y finiquitó, ¡Qué
de lo que estaba seguro era que, durante su gestión, no se perdería, ya sea por
subasta o de los inventarios, ni una sola pieza!
¿En qué habría
de diferenciarse su gestión? ¿Cómo asegurarse que las decisiones a tomar,
respondiesen a la objetividad, al pragmatismo y al cuidado de los bienes
nacionales? No tenía equipo, llegaba solo a la institución y con un rótulo de “milico retirado”, pero de lo que estaba
seguro era que lo escucharían, lo apadrinaban 30 años en el ejército, y también
estaba al tanto que en el mundo civil, no bastaba con “ordenar”; otra de sus interrogantes
era cómo trazar políticas que condujeran o apuntalaran la solución del problema
con el cual se enfrentaban.
Examinaba también,
como parte de su inquietud, lo capital que era trazar criterios para una acertada
valoración de las tendencias y fuerzas, sin dejar de considerar decisiones de
política exterior que conllevasen a roces en una situación externa; ¡para eso
lo habían puesto allí, para asegurar el aspecto “geopolítico”, se decía a sí mismo, ...
Su predecesora
no había sido precisamente cuidadosa con la imagen de la institución,
caracterizada por su inacción frente a la “rapiña” disfrazada de subasta, de
los cuadros del pintor Juan Mauricio Rugendas; como muchas otras “feministas
caviares”, (sobrenombre aparecido en un diario de S/. 0.50, cincuenta céntimos)
de la capital, cuyo artículo caricaturizaba la preocupación de la directora
institucional más por su frecuente participación a reuniones de pasarela y homenajes,
que al cuidado de los bienes a su cargo y la mayor crítica fue justamente una
foto tomada días previos al escándalo, donde se le veía muy arreglada y
descaradamente sonriente del brazo del representante diplomático del país de
origen de los interesados en las pinturas.
Frente a las
críticas no tuvo más descaro que argüir que lo había discutido con el embajador
pero que éste no le había dado mayores alternativas,… ¡fueron poco duros los
reproches y acusaciones a las que se hizo merecedora! Pero el más crítico fue aquel que en una entrevista por
televisión a un estudiante universitario, este la calificó de mediocre, dado su
rango cómo era posible que no entendiera que la toma de decisiones es un
proceso y no un simple acto de optar entre diversas alternativas.
Vincenzo recordaba
el categórico artículo de Ramsay (2014) director of Global Risks en ESADEgeo
quien compartía su posición sobre lo que la interacción de las dinámicas
macroeconómicas globales, en el marco
del contexto geopolítico actual significaba, condicionan, decía él, seriamente el entorno en el que las empresas
internacionalizadas deben operar”; y Vincenzo estaba plenamente de acuerdo con
ello, a diferencia de su antecesora, era de su conocimiento y actuar, que parte
de su labor estaba en entender las relaciones políticas, presagiar las
consecuencias que tendrán unas u otros actos a niveles mundiales y
macroeconómicos.
¡Asuma el rol de Vincenzo y fije una posición frente a
este relato y susténtela!
Temas
clave: toma de decisiones, cultura organizacional, valores culturales,
geopolítica…
Servat (2017). Perú pierde importantes cuadros en subasta
de arte. El Comercio, Lima, 01 enero, 2017. Luces, p 2-3. Recuperado el 01 de
agosto del 2017 de http://archivo.elcomercio.pe/luces/arte/paisajes-perdidos-memoria-pasado-despinta-noticia-1957462
Recuperado de http://blogs.elpais.com/idearium/2014/02/la-geopol%C3%ADtica-como-ventaja-competitiva.html
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